Centenares de ancianos residentes del barrio
Ricardo Balbín en la localidad de Temperley están sin agua hace más de
una semana. "Tenemos que ir a un potrero y con nuestras botellitas cargamos agua", relató una vecina a Crónica.
Están indignados. (Crónica/Maggi)
"Es un desastre tanto abandono”, el testimonio pertenece a Irma,
pero refleja el sentir de los centenares de abuelos que residen en el
barrio Ricardo Balbín de la localidad bonaerense de Temperley y que
desde hace más de una semana padecen la falta de agua.
Una
insuficiencia que no es la única que azota al complejo de viviendas
destinados a jubilados y pensionados, a quienes se les extrae una
importante procentaje de sus haberes destinado a un mantenimiento que no
se cristaliza en los hechos. Implicando que los “abuelitos” vivan en condiciones infrahumanas.
En
la avenida Eva Perón al 4200 de la localidad de Temperley comenzaron a
convocarse una decena de moradores del barrio Ricardo Balbín, en reclamo
del mal que los aqueja desde hace 8 días cuando, por razones que ellos
mismos desconocen, comenzaron a sufrir la carencia del suministro de
agua.
Una problemática que manifestó Alejandra, una vecina del lugar, a “Crónica”, quien relató la odisea que deben realizar para al menos contar con una pequeña cantidad de líquido: “Tenemos que ir a un potrero que hay a la vuelta del barrio, con nuestras botellitas cargamos agua y así nos bañamos”.
A su vez, “algunos juntamos bidones y otros recipientes para llevarles a los abuelos”. Por su parte, Edwin, quien reside junto a su hija discapacitada, agregó al respecto:
“Los días anteriores a que se corte el suministro, el agua salía negra,
era basura, barro, varios estuvimos descompuestos durante tres días
porque hace 5 años que no se lava el tanque”.
Lo cual generó
que muchos abuelos del complejo se descompusieran producto del consumo
del agua. El recinto comprende 60 viviendas, que son administradas por
el PAMI y entregadas en comodato a jubilados y pensionados, a quienes se
les quita un 10 % de sus haberes e incluso los aguinaldos en concepto
de mantenimiento.
Sin embargo, además de no contar con un tanque
de agua en condiciones higiénicas necesarias ni sistema de cloacas, la
mayoría de los domicilios presentan filtraciones en los techos así como
también hay casos como los de Irma, quien expresó: “No me anda el
horno, la mesada está destrozada, pedí que me los arreglaran pero nunca
vinieron. Es un desastre tanto abandono”.
Un amplio abanico
de carencias e irregularidades que ilustran un panorama desolador para
los miles de abuelos, que se recrudeció en los últimos días con la
escasez de agua, siendo los más afortunados aquellos que de sus canillas
ven caer “un hilito” del suministro.